Otra noche fría de invierno en la que presurosa vengo a
su encuentro. Es nuestra cita imaginaria, rodeo su cuello con mis brazos en un
efusivo abrazo, me derrito con su tierna mirada, siento el calor de su cuerpo
tan pegado al mío, me acerco a su boca y rozando sus labios me pierdo en sus
besos. Adoro contemplar su rostro enmarcado en su cabello gris, sentir la
fuerza con la que me rodean sus brazos. No hay nada más sensual que una noche de invierno en que una fina llovizna nos llena de melancolía y nostalgia por alguien en especial... sientes humedecer tu cuerpo y miras al cielo llenándote de la suave caricia de la garúa... y el corazón late más fuerte pensando en él...
en el amor!
en el amor!
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